Generalmente se designa numéricamente a los diferentes planos
de manifestación, pero la numeración no va de arriba a abajo, en
el orden en que se produjo su manifestación y en el que, para
mayor claridad, los hemos presentado al lector, sino que va de
abajo a arriba en el orden en que van siendo perceptibles al
ocultista que va desarrollando la clarividencia. Y como esta
nomenclatura ha sido ya establecida por la costumbre, la
seguiremos empleando aquí, para no confundir a los que ya
están familiarizados con la materia.
El Séptimo Plano, conocido
también con el nombre de espiritual superior, el plano del
espíritu puro o el plano del espíritu abstracto, es la primera fase
de la manifestación. Extrae su substancia y energía directamente
del Gran Inmanifestado, el que para seguir usando el método
pictórico, único mediante el cual puede enseñarse la ciencia
esotérica, puede concebirse como si se encontrara
inmediatamente por encima del Séptimo Plano como si fuera un
depósito de fuente infinita potencial, la que, al dinamizarse, se
convierte en el Séptimo Plano de Manifestación. En este plano
no hay diferenciación ninguna y es el plano en el que “Todo es
Uno y Uno es Todo”. No tiene más que dos características: la
primera, es una armonía absoluta y, la segunda, una tendencia a
combinar sus partículas entre sí. Al principio de una evolución,
emana o brota a la manifestación en este plano la esencia
monádica, en el que podemos concebir como flotantes los
innumerables núcleos de vida, las mónadas, que eventualmente
se convertirán en vidas humanas individualizadas.
El Sexto Plano,
espiritual inferior o plano del espíritu concreto es el que en el
curso de las edades de tiempo cósmico, aparece como resultado
de la gradual organización de la esencia monádica para alcanzar
esta fase del Sexto Plano. Y aquí nos encontramos con que
surgen siete tendencias distintas, siete flujos o corrientes, a las
que se denominan los siete rayos y se distinguen por colores,
sosteniéndose que las mónadas que están como flotando en
cada una de esas corrientes de tendencia espiritual,
evolucionarán hasta llegar a su ultérrima perfección, merced a
diferentes tipos de actividad. Esta parcialidad no significa un
desenvolvimiento unilateral, sino que, aunque todos los demás
17 elementos estarán presentes, uno de ellos predominará y
dará la nota clave. La característica principal del Sexto Plano es la
tendencia.
Quinto Plano, el mental superior o plano de la mente
abstracta, es el que ve el desenvolvimiento de las cualidades de
la esencia monádica y su diferenciación en tipos. Desde aquí en
adelante ya no está justificado hablar de esencia monádica,
porque en este plano los núcleos de vida se ponen en función y
la Vida se convierte en vidas.
Cuarto Plano, el mental inferior o
plano de la mente concreta, se caracteriza por limitación, que da
nitidez y fijeza, lo que falta en los planos superiores. Es el plano
del pensamiento concreto y se caracteriza por la memoria.
Tercer Plano, o astral superior, es el plano de las emociones y se
caracteriza por su responsividad a la atracción, al deseo de
unión.
Segundo Plano, o astral inferior, es el plano de los
instintos y de las pasiones, el plano psíquico, y se caracteriza por
el deseo de atraer o poseer.
El Primer Plano o físico, es el mundo
material que conocemos como seres humanos encarnados en
cuerpos de sangre y carne.
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